Despido otro año
pretendiendo rescatar lo mejor. Es verdad que 2015 me trajo sufrimiento porque
dos parientes cercanos y muy queridos fallecieron; uno nunca puede olvidar que
la vida en este mundo es pasajera y demasiado corta para desperdiciarla, aunque
se viva noventa años y por otro lado, siempre debe tenerse presente aprovechar
cada día de la manera más productiva, no haciendo locuras sino intentando
ayudar a otros para que nuestra breve estadía sirva de algo.
Al margen de eso,
tengo mucho por lo cual agradecer. Elhamdülillah este año conocí a la gente de
Contracorriente Ediciones y pude publicar hace poco mi novela, Síndrome de
Estambul, cumpliendo así un compromiso que tenía con algunas amistades turcas y
conmigo mismo. ĺnşAllah pronto
tenga mejores noticias al respecto.
Es muy
satisfactorio ver que las metas se cumplen después de mucho trabajo, tanto de
la editorial como mío. Aunque llevo escritas tres novelas, de las cuales la
segunda permanece inédita, es muy difícil publicar pero lo bueno es que al
conseguirlo, uno como autor sabe que su obra es buena y ha sido valorada.
Además, en 2015 conocí
nuevos amigos, la mayoría de ellos turcos y muy agradables. He disfrutado
muchísimo de su cariño, he contado con su ayuda cuando la he necesitado e
incluso, pude retomar mis clases de turco, con mucha asistencia, dicho sea de
paso.
Que Allâh (swt) me
favorezca permitiéndome regresar a Turquía como me lo propuse desde el viaje en
2011. Que recompense mi esfuerzo y me facilite lograr las metas pendientes aquí
y allá. Que bendiga y proteja de todo mal a mi familia, amigos, conocidos y
todos aquellos quienes alguna vez me quisieron o me aman todavía. Le agradezco
todas las bendiciones inmerecidas. Amin.