Hoy por fin he dado mi Testimonio de fe islámica o Shehadah ante seis testigos musulmanes y un Sheikh. Ahora puedo ser considerado formalmente musulmán, aunque lo más correcto sería decir que estoy intentando serlo, porque nadie puede someterse completamente a la voluntad de Allah, debido a la imperfección humana.
A partir del momento en que recité el testimonio, todos mis errores pasados fueron perdonados y mi lista de malas acciones se borró completamente.
Además, ahora tengo un nombre islámico: Yahya, que significa Regalo de Dios. Pero éste no es un nombre que yo haya escogido, pues está escrito en mi esencia y pudo verse en los momentos finales de la recitación. Es como me bautizó Allah cuando nací.
Es increíble esta sensación de haber encontrado mi camino y estar finalmente haciendo cambios profundos que para mí son significativos, porque Él lo permite.
Ésta es la primera entrada que escribo bajo la etiqueta de Yahya en el blog, porque todo cuanto escribí antes sobre temas polémicos fue mi opinión civil. A partir de hoy, aquellos asuntos serán tratados por Carlos Flores Arias, el escritor y comunicador social que han conocido como crítico. Por lo demás, los temas religiosos serán tratados por Yahya y si antes se escribió sobre esto, no aparecerá su nombre en dichos artículos antiguos porque hoy comienzo una nueva vida.
El Sheikh me obsequió algunos presentes muy hermosos después de la ceremonia. Los trajo de Turquía. Entre ellos un tasbih. Me encantan estos rosarios musulmanes que a veces hago yo mismo, para que jamás vaya a ningún lado sin llevar uno pequeño, de treinta y tres cuentas. Es más, siempre llevo en mi mochila uno que me obsequiaron durante mi estadía en Estambul el año pasado.